Un lector me envió el siguiente chiste:
Llega un borrachito a la residencia presidencial de Los Pinos y se encuentra con un sargento del Estado Mayor, a quien le dice: “Apártense, voy a pasar... Yo quiero ser el nuevo presidente de la República Mexicana.”
-¿Queeé? ¿Eres menso? ¿Estás loco? ¿Tienes deficiencias mentales? ¿Tienes excremento en la cabeza? -contesta el sargento incrédulo.
¿Eh? No yo no, qué va. No sabía que pedían tantos requisitos, -responde decepcionado el alcoholizado aspirante presidencial. ¡Hip!
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